El rey Miedoso
Catalina Gómez Parrado
El reino de los Escarabajos era el más hermoso de todo el bosque. Estaba en lo alto de una colina, en el claro formado por un círculo de abetos, y desde allí se veía todo el valle, desde la cima de las lejanas montañas hasta la fresca ribera del río. El rey Escarabajo era, sin duda, un monarca feliz, aunque no durante todo el día... Al llegar la noche, tenía tanto miedo a la oscuridad, que se metía debajo de su cama, temblando, y se negaba a salir hasta que volvía a amanecer. Cuando la luz del sol desaparecía tras el horizonte, él pensaba que el bosque se transformaba en un lugar tenebroso, lleno de peligros acechando detrás de cada ruido misterioso, detrás de cada movimiento furtivo.Incluso sus amigos los árboles le parecían siniestros y amenazadores. Todos empezaron a llamarle rey Miedoso.
Catalina Gómez Parrado
El reino de los Escarabajos era el más hermoso de todo el bosque. Estaba en lo alto de una colina, en el claro formado por un círculo de abetos, y desde allí se veía todo el valle, desde la cima de las lejanas montañas hasta la fresca ribera del río. El rey Escarabajo era, sin duda, un monarca feliz, aunque no durante todo el día... Al llegar la noche, tenía tanto miedo a la oscuridad, que se metía debajo de su cama, temblando, y se negaba a salir hasta que volvía a amanecer. Cuando la luz del sol desaparecía tras el horizonte, él pensaba que el bosque se transformaba en un lugar tenebroso, lleno de peligros acechando detrás de cada ruido misterioso, detrás de cada movimiento furtivo.Incluso sus amigos los árboles le parecían siniestros y amenazadores. Todos empezaron a llamarle rey Miedoso.
Tanto miedo tenía, que prohibió a todos los escarabajos de su reino que salieran de sus casas durante la noche.
–¡Oh, no! –se lamentaban sus súbditos–. ¡Si el verano está a punto de llegar!
Durante los fríos meses de invierno no les importaba quedarse junto al brasero, bien calentitos. ¡Pero cuánto iban a echar de menos poder jugar fuera de casa en las noches de verano! Menos mal que su amigo el Unicornio tuvo una gran idea: llamó a todos los escarabajos y les pidió que preparasen una cena sorpresa al aire libre en honor del rey Escarabajo.
Y así lo hicieron. Prepararon platos deliciosos y llamaron a las luciérnagas para que iluminasen el claro del bosque. ¡Todo estaba precioso! El rey Escarabajo acudió en compañía de su amigo Unicornio. Todo iba muy bien, hasta que el sol comenzó a ocultarse y las sombras empezaron a trepar por los troncos de los árboles.
–No tengas miedo, amigo mío. Fíjate en lo bonito que está el cielo.
El rey Escarabajo hizo caso a su amigo y se dio cuenta de que, realmente, el cielo estaba precioso teñido de los rosas y dorados del atardecer.
Volvió a ponerse nervioso cuando el último rayo de luz desapareció y el manto negro de la noche se fue extendiendo por el cielo. Pero su amigo Unicornio volvió a tranquilizarle:
–Mira el cielo, con la luna y las estrellas. ¿No es lo más bonito que has visto nunca? Si sólo sales durante el día, nunca más podrás verlas...
Y era verdad, jamás antes había visto nada tan hermoso. Parecían perlas y diamantes adornando un vestido de fiesta. ¡Tenía razón! ¡Se acabó la prohibición! Todos saltaron de alegría al pensar en lo bien que lo iban a pasar en las divertidas noches de verano. El rey Escarabajo se dio cuenta por fin de todo lo que se estaba perdiendo por culpa de sus temores, y decidió que, aunque siempre tendría un poco de cuidado, nunca más le tendría miedo a la oscuridad.
–¡Oh, no! –se lamentaban sus súbditos–. ¡Si el verano está a punto de llegar!
Durante los fríos meses de invierno no les importaba quedarse junto al brasero, bien calentitos. ¡Pero cuánto iban a echar de menos poder jugar fuera de casa en las noches de verano! Menos mal que su amigo el Unicornio tuvo una gran idea: llamó a todos los escarabajos y les pidió que preparasen una cena sorpresa al aire libre en honor del rey Escarabajo.
Y así lo hicieron. Prepararon platos deliciosos y llamaron a las luciérnagas para que iluminasen el claro del bosque. ¡Todo estaba precioso! El rey Escarabajo acudió en compañía de su amigo Unicornio. Todo iba muy bien, hasta que el sol comenzó a ocultarse y las sombras empezaron a trepar por los troncos de los árboles.
–No tengas miedo, amigo mío. Fíjate en lo bonito que está el cielo.
El rey Escarabajo hizo caso a su amigo y se dio cuenta de que, realmente, el cielo estaba precioso teñido de los rosas y dorados del atardecer.
Volvió a ponerse nervioso cuando el último rayo de luz desapareció y el manto negro de la noche se fue extendiendo por el cielo. Pero su amigo Unicornio volvió a tranquilizarle:
–Mira el cielo, con la luna y las estrellas. ¿No es lo más bonito que has visto nunca? Si sólo sales durante el día, nunca más podrás verlas...
Y era verdad, jamás antes había visto nada tan hermoso. Parecían perlas y diamantes adornando un vestido de fiesta. ¡Tenía razón! ¡Se acabó la prohibición! Todos saltaron de alegría al pensar en lo bien que lo iban a pasar en las divertidas noches de verano. El rey Escarabajo se dio cuenta por fin de todo lo que se estaba perdiendo por culpa de sus temores, y decidió que, aunque siempre tendría un poco de cuidado, nunca más le tendría miedo a la oscuridad.
Y ahora, mis valientes cazadores de sombras, coged vuestras cámaras “atrapa-sombras”, capturad las más sorprendentes y escurridizas, y pedidles que os cuenten las historias que esconden en su interior.
CATI GÓMEZ
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