lunes, 24 de enero de 2011

EL ÁRBOL GENEROSO/ DIA DE LA PAZ y DIA DEL ÁRBOL

Había una vez un árbol que amaba a un pequeño niño.

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y recogía sus hojas para hacerse con ellas una corona y jugar al rey del bosque.

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y se mecía en sus ramas
y comía manzanas.

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Y, cuando estaba cansado, dormía bajo su sombra.
Y el niño amaba al árbol…

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Pero el tiempo pasó.
Y el niño creció.

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Pero un día, el árbol vió venir a su niño y le dijo:
“Ven, Niño, súbete a mi tronco
y mécete en mis ramas y come mis manzanas
y juega bajo mi sombra y sé feliz”.
“Ya soy muy grande para trepar y jugar,” dijo él.
“Yo quiero comprar cosas y divertirme.
Necesito dinero.
¿Podrías dármelo?”
“Lo siento”, dijo el árbol, “pero yo no tengo dinero.
Sólo tengo hojas y manzanas.
Coge mis manzanas y véndelas en la ciudad.
Así tendrás dinero y serás feliz”.

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Pero pasó mucho tiempo
y su niño no volvía…
y el árbol estaba triste.
Y entonces, un día, regresó
y el árbol se agitó alegremente
y le dijo, “Ven, Niño,
súbete a mi tronco,
mécete en mis ramas
y sé feliz”.
“Estoy muy ocupado para trepar árboles”, dijo él.
“Necesito una casa que me sirva de abrigo”.
“Quiero una esposa y unos niños,
y por eso quiero una casa.
¿Puedes tú dármela?”
“Yo no tengo casa”, dijo el árbol,
“El bosque es mi hogar,
pero tú puedes cortar mis ramas
y hacerte una casa.
Entonces serás feliz”.

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Y el árbol se sintió feliz.
Pero pasó mucho tiempo y su niño no volvía.
Y cuando regresó,
el árbol estaba tan feliz
que apenas pudo hablar.
“Ven, Niño”, susurró.
“Ven y juega”.
“Estoy muy viejo y triste para jugar”, dijo él.
“Quiero un bote que me lleve lejos de aquí.
¿Puedes tú dármelo?”
“Corta mi tronco
y hazte un bote”, dijo el árbol.
“Entonces podrás navegar lejos…
y serás feliz”.
Y así él cortó el tronco
y se hizo un bote y navegó lejos.

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Y después de mucho tiempo
su niño volvió nuevamente.
“Lo siento, Niño”,
dijo el árbol, “pero ya no tengo
nada para darte.
Ya no me quedan manzanas”.
“Mis dientes son muy débiles
para comer manzanas”, le contestó.
“Ya no me quedan ramas”, dijo el árbol.
“Tú ya no puedes mecerte en ellas”.
“Estoy muy viejo para columpiarme
en las ramas”, respondió él.
“Ya no tengo tronco” dijo el árbol.
“Tú ya no puedes trepar”.
“Estoy muy cansado para trepar” le contestó.
“Lo siento” se lamentó el árbol
“Quisiera poder darte algo…
pero ya no me queda nada. Soy solo
un viejo tocón. Lo siento…”

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Y el árbol fue feliz.

Para ver actividades del dia de la paz y el dia del árbol:

CLASSE DE 4 ANYS

miércoles, 19 de enero de 2011

OTRO CUENTO DE SOMBRAS

El rey Miedoso
Catalina Gómez Parrado
El reino de los Escarabajos era el más hermoso de todo el bosque. Estaba en lo alto de una colina, en el claro formado por un círculo de abetos, y desde allí se veía todo el valle, desde la cima de las lejanas montañas hasta la fresca ribera del río. El rey Escarabajo era, sin duda, un monarca feliz, aunque no durante todo el día... Al llegar la noche, tenía tanto miedo a la oscuridad, que se metía debajo de su cama, temblando, y se negaba a salir hasta que volvía a amanecer. Cuando la luz del sol desaparecía tras el horizonte, él pensaba que el bosque se transformaba en un lugar tenebroso, lleno de peligros acechando detrás de cada ruido misterioso, detrás de cada movimiento furtivo.Incluso sus amigos los árboles le parecían siniestros y amenazadores. Todos empezaron a llamarle rey Miedoso.
Tanto miedo tenía, que prohibió a todos los escarabajos de su reino que salieran de sus casas durante la noche.
–¡Oh, no! –se lamentaban sus súbditos–. ¡Si el verano está a punto de llegar!
Durante los fríos meses de invierno no les importaba quedarse junto al brasero, bien calentitos. ¡Pero cuánto iban a echar de menos poder jugar fuera de casa en las noches de verano! Menos mal que su amigo el Unicornio tuvo una gran idea: llamó a todos los escarabajos y les pidió que preparasen una cena sorpresa al aire libre en honor del rey Escarabajo.

Y así lo hicieron. Prepararon platos deliciosos y llamaron a las luciérnagas para que iluminasen el claro del bosque. ¡Todo estaba precioso! El rey Escarabajo acudió en compañía de su amigo Unicornio. Todo iba muy bien, hasta que el sol comenzó a ocultarse y las sombras empezaron a trepar por los troncos de los árboles.
–No tengas miedo, amigo mío. Fíjate en lo bonito que está el cielo.
El rey Escarabajo hizo caso a su amigo y se dio cuenta de que, realmente, el cielo estaba precioso teñido de los rosas y dorados del atardecer.

Volvió a ponerse nervioso cuando el último rayo de luz desapareció y el manto negro de la noche se fue extendiendo por el cielo. Pero su amigo Unicornio volvió a tranquilizarle:
–Mira el cielo, con la luna y las estrellas. ¿No es lo más bonito que has visto nunca? Si sólo sales durante el día, nunca más podrás verlas...

Y era verdad, jamás antes había visto nada tan hermoso. Parecían perlas y diamantes adornando un vestido de fiesta. ¡Tenía razón! ¡Se acabó la prohibición! Todos saltaron de alegría al pensar en lo bien que lo iban a pasar en las divertidas noches de verano. El rey Escarabajo se dio cuenta por fin de todo lo que se estaba perdiendo por culpa de sus temores, y decidió que, aunque siempre tendría un poco de cuidado, nunca más le tendría miedo a la oscuridad.

Y ahora, mis valientes cazadores de sombras, coged vuestras cámaras “atrapa-sombras”, capturad las más sorprendentes y escurridizas, y pedidles que os cuenten las historias que esconden en su interior.
CATI GÓMEZ

martes, 18 de enero de 2011

UN CUENTO DE SOMBRAS

"ELIAS Y EL GIGANTE"
Catalina Gómez Parrado


Elías era el elefante más feliz del mundo. vivía en una preciosa isla y se pasaba horas y horas mirando el horizonte, allá donde el mar se toca con el cielo.

Pero sobre todo le encantaba chapotear en la orilla, brincando y jugando con las olas.
Una mañana escuchó un ruido extraño que venía del interior del bosque. Se acercó con mucho cuidado y se encontró con un niño que lloraba sentado en una roca.¡Era el niño más grande que jamás había visto! Elías le preguntó por qué lloraba.
-Me llamo Grandón- dijo el niño - y estoy triste porque mañana es el cumpleaños de mi padre, el gigante Larguirucho, y él no quiere celebralo. No le gusta la gente, dice que todos le parecen raros y diminutos. Nunca celebramos ninguna fiesta, porque todos le parecen raros y diminutos.

Nunca celebramos ninguna fiesta, porque todo el mundo nos tiene miedo y nadie quiere venir a nuestro castillo. ¡Es tan aburrido no tener amigos!
Elías le aseguró que el no tenía ningún miedo y que, si le invitaba, iría a su fiesta encantado. Grandón se puso muy contento y, con ayuda de su nuevo amigo, prepararon una ENOOOOORME tarta de cumpleaños para su padre.

Juntos la llevaron al castillo del gigante Larguirucho y celebraron la mejor fiesta de cumpleaños que jamás habían tenido. A partir de ese día, Larguirucho aprendió que no importan las diferencias y que los pequeños animales de la isla podían ser grandes amigos. Y él y su hijo Grandón nunca volvieron a sentirse solos.

PARA SABER MÁS DEL PROYECTO:

CLASSE DE 4 ANYS

PARA SABER MÁS DE LA AUTORA DEL CUENTO:

CATI GÓMEZ