Dolors Todolí
Las palabras llegan y se quedan en la mente. La mayoría de las veces están allí, sin más, en un estado de letargo. Si conseguimos despertarlas, nos tenderán la mano y podremos viajar con ellas y reinventar el mundo.
Elegiremos un camino y con nuestra mochila en la espalda la iremos llenando, mientras disfrutamos de nuestra andadura, con imágenes, texturas, olores, sabores y sonidos. Primero con las palabras habladas, escuchando lo que nos cuentan y nos descubren. Después inventaremos códigos hasta descubrir como se dibujan ( escriben), para poder guardarlas en nuestro libro de viaje.
Investigaremos cada palabra para conocer sus interioridades, todo lo referente a ella.
Su significado y su significante.
Y sobre todo jugaremos con las palabras: armándolas y desarmándolas a nuestro antojo y creando así otras nuevas.
En la primera fase del proceso los nombre a las cosas. A cada nuevo nombre conocido le buscaremos compañeros de viaje. Jugaremos con los adjetivos, los adverbios y los verbos…
Las claves: la creatividad y el juego.
La meta: que los niños y niñas utilicen la lengua y la descubran como fuente de placer, diversión y comunicación con los otros y con el mundo que les rodea.
